“RELATO DE RENATA”
¡ SIEMPRE HAY ESPERANZA!
Muchas veces en la consulta de enfermería, ejercemos de orientadoras y consejeras sentimentales, los pacientes acuden a nuestra consulta para tomarse las constantes vitales,pero también, para contarnos sus penas y sus alegrías.
A veces el tratamiento consiste en
escuchar y prestar atención, pero otras basta con un besito o una palmada en el hombro
para infundir ánimos.
Renata es una mujer de 76 años, que ha tenido una vida muy difícil: tuvo que emigrar al extranjero cuando a los 18 años se quedo embarazada, y su novio quería que abortara.
Ella trabajo duro para sacar a su hijo adelante, y se caso en el extranjero para que su hijo
tuviera un padre,...pero fue victima de violencia de genero por parte de su marido y tuvo que divorciarse.
Hace dos años vino a mi consulta muy contenta, porque había conocido a un hombre que la trataba con mucho cariño, y a sus 74 años por fin la vida la gratificaba con un hombre a su medida, como ella se merecía.
El año pasado vino a verme a la consulta muy triste con la cara demacrada, y diciendo que solo
quería morirse, porque su novio había fallecido. El único hombre bueno, que la había tratado con cariño, fallecía victima de una enfermedad terminal, y mi amiga y paciente Renata solo quería
morir para reunirse con el.
Yo trate de consolarla, y la dije que se animara, que se pusiera guapa y que volviera al Centro de mayores, que quizás conociera a otro hombre bueno, en una situación parecida a la suya, y que
siempre había esperanza.
Ayer Renata volvió a mi consulta, para ponerse la vacuna de la gripe, venia con el rostro iluminado, y con sus grandes ojos azules resplandecientes, muy arregladita y con una gran sonrisa de adolescente enamorada en los labios, y lo primero que me dijo es que tenia novio, y que lo había conocido en el Centro de mayores.
Me contó que su novio le había dicho que quería una mujer, pero que no la quería para casarse con ella, ni para convivir, ni para relaciones sexuales,...que solo la quería para acompañarla, mimarla, aconsejarla y para pasear.
Renata me dijo asomate y mirale, me ha acompañado a la consulta, y no para de llamarme a casa, para saber si estoy bien.
La semana pasada fue su cumpleaños y su novio le invito a comer a su casa, y le regalo unos zapatos cómodos para pasear y la hija de su novio, le regalo el echarpe mas bonito de su vida y que ella era muy feliz.
Renata es la envidia de sus amigas, por la suerte tan grande que tiene, y porque no perdió la esperanza de encontrar a un hombre bueno....
Y yo la abrace y la dije cuanto me alegraba, pero pensando para mi, que no tuviera que esperar yo a tener la edad de Renata, para conocer a un hombre bueno......
Astrapia.
¡Eres admirable, vida mía!
ResponderEliminarEn esa esperanza llevo toda mi vida,
y con ella te hallé.
La toalla a veces estuve tentado de tirarla, pero siempre renacía en mí la misma inquietud:
“¡Esa Pareja que yo concibo debe existir!”
Aunque pensaba que ya tendría que esperar a una próxima vida donde comenzar desde cero en mis posibilidades para afrontarla como sentía debería ser.
Estaba en lo cierto de su existencia, aunque ya había encajado que… ¡en otra vida!, cuando viniera como profesor de Educación Física y no como investigador a quien sus neuronas y su organismo echaran humito con el riesgo de fundirse.
Pero era necesario todo ese bagaje de experiencias para aprender a Ser y dar también posibilidad al Tiempo de nuestro encuentro.